martes, 17 de septiembre de 2019



AQUÍ MANDO YO

Marcos 11:27-33
11:27 Volvieron entonces a Jerusalén; y andando él por el templo, vinieron a él los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos, 
11:28 y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio autoridad para hacer estas cosas? 
11:29 Jesús, respondiendo, les dijo: Os haré yo también una pregunta; respondedme, y os diré con qué autoridad hago estas cosas. 
11:30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Respondedme. 
11:31 Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? 
11:32 ¿Y si decimos, de los hombres...? Pero temían al pueblo, pues todos tenían a Juan como un verdadero profeta. 
11:33 Así que, respondiendo, dijeron a Jesús: No sabemos. Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

INTRODUCCIÓN.

Una pregunta interesante le hicieron a Jesús las autoridades religiosas de su tiempo. Esta pregunta se la hacen a Jesús debido a los hechos que rodearon la entrada de Jesús a Jerusalén y mas específicamente al templo. Las autoridades religiosas  estaban incomodas, estaban preocupadas por todo lo que Jesús estaba generando en estos momentos. El Señor había hecho algunas cosas que habían llamado la atención de los religiosos, entre esas cosas podemos mencionar: La maldición de la higuera, eso se encuentra en el contexto de este pasaje, Jesús había lanzado una palabra de maldición contra una higuera y ellos entendieron bien que esa maldición no era realmente contra un árbol solamente, había un mensaje de fondo, la planta de la higuera para todo judío es claramente un tipo de la nación de Israel; otra de las cosas que había hecho Jesús, la purificación del templo. Era la segunda vez que Jesús lo hacia y con una autoridad inusitada Jesús se presenta la templo y volcó las mesas de los cambistas y exige santidad en la casa de Dios, purifica el templo; otra de las cosas por las cuales Jesús es cuestionado: la entrada en Jerusalén, cuando Jesús entro en Jerusalén las Escrituras dicen que los niños proclamaban alabanzas al Señor y proclamaban a Jesús como el Rey, el hijo directo de David y clamaban ¡HOSANNA!, una expresión mesiánica que significa “sálvanos ahora” y se la estaban atribuyendo al Señor Jesús. Estas cosas habían causado impacto en toda la ciudad, y no solamente en la gente de la ciudad, sino en las autoridades religiosas del momento. Pero el celo fanático, la hipocresía, la avaricia y la maldad de los Ancianos, los Escribas y los principales sacerdotes salieron inmediatamente a flote.
En vez de alegrarse por que el Mesías de Israel había sido finalmente enviado, después de esperar por casi mas de 3000 años, la aparición de ese Mesías, en vez de gozarse porque por fin el libertador de la nación había llegado a los hombres, estos hombres lo que hicieron fue mostrar un celo fanático impresionante, una hipocresía nociva, una avaricia y una maldad de corazón sin limites, ellos no podían estar tranquilos y aprovecharon la estadía de Jesús en el templo para confrontar sus actuaciones y aun atacar al mismo Señor Jesús de una manera publica.
Ese es exactamente el corte, el perfil de los religiosos de este tiempo, cuando hay una persona que confronta el sistema, cuando una persona confronta la autoridad establecida, porque la autoridad comienza a fallar, porque la autoridad comete errores, porque la autoridad comete excesos, inmediatamente la autoridad, o los representantes de esta autoridad se sienten incómodos y no soportan el ser confrontados en sus actuaciones y entonces atacan a aquel que esta cuestionándolos, a aquel que los esta poniendo en evidencia ante la opinión publica. Los lideres religiosos de Israel pretendían enjuiciar la autoridad de Jesús, por eso se acercan como los supuestos representantes de Dios, como la autoridad de Dios, pero fue Jesús quien desvirtuó la autoridad espiritual de ellos, ellos no habían entendido o no querían reconocer que delante de ellos estaba Dios en persona, Dios encarnado en la persona de nuestro Señor Jesucristo y por no reconocerlo, de una manera insolente y atrevida se acercan al Maestro, se acercan al Mesías de Dios, se acercan al Hijo del Eterno, se acercan a Dios mismo, a Emmanuel, para cuestionarlo.
Así somos a veces nosotros los hombres, si Dios nos permite llegar a sitios o posiciones de autoridad nos olvidamos que esa autoridad no es nuestra, que sencillamente lo que hacemos es representar la autoridad suprema que es Dios.  Somos únicamente representantes de esa autoridad. El apóstol Pablo dice que toda autoridad establecida se deriva y proviene de Dios. La máxima autoridad y realmente, la genuina autoridad es Dios, los demás funcionarios que ejercen autoridad son sencillamente delegados de Dios. Autoridades delegadas.
Este es un cuadro donde el asunto es cuestión de autoridad. Esta situación se repite día a día en la vida cotidiana de un ministro o de un creyente en Jesucristo que ejerce su autoridad ante un mundo opositor al reino de Dios.
Por tanto veamos de cerca las escenas de este conflicto de poderes:

CAPITULO 1

LA AUTORIDAD DE JESÚS ES CUESTIONADA

  
Querían acusarlo de rebelde
Los dirigentes religiosos cuestionaron seriamente los actos del Señor. Ellos se acercaron a Jesús con el propósito de acusarlo de rebelde. Querían acusarlo de que Jesús era un hombre sin ley, que Jesús era un hombre sin Dios, que Jesús era un rebelde sin causa.

Querían declararlo blasfemo 
Ese era el propósito que se ocultaba en el corazón de estas serpientes disfrazadas de ministros, querían acusarlo de rebelde y querían declararlo un blasfemo. Lo atacan directamente cuestionando sus actos, le preguntaron de una manera directa al Señor Jesús, le dijeron: ¿Con que autoridad haces estas cosas? Pero no solo se quedaron allí; los dirigentes cuestionaron también su línea de mando. Ellos añadieron a la pregunta y ¿Quien te dio autoridad para hacer estas cosas? Fíjese que la pregunta tiene un doble sentido, la primera parte de la pregunta del cuestionamiento eran los actos de Jesús y en segunda instancia querían cuestionar la línea de mando de Jesús, le dicen: ¿Quién te dio autoridad para hacer estas cosas?
Es evidente que los actos de Jesús los irritaron a ellos, los molestaron porque Jesús siendo el Hijo de Dios les enseño como era que tenían que actuar siendo representantes de Dios, siendo la autoridad de Dios o mejor, los representantes de la autoridad de Dios entre los hombres, Jesús les da testimonio de cómo es que tiene que actuar una persona en el nombre del Señor y eso los molestó.
Cada vez que usted de un buen testimonio, o haga las cosas correctamente, cada vez que sus actos se hagan en luz y en vedad, siempre ese testimonio va a poner en evidencia a los que andan en tinieblas y no lo soportaran, antes por el contrario ellos trataran de cuestionar también sus actos, porque sus actos, los actos de aquel que es justo, aquel que anda en la verdad y en la luz cuestionarán y evidenciarán la naturaleza del corazón de estas personas.
Al cuestionar la línea de mando de Jesús ellos están poniendo en duda que Jesús sea un hombre que venga en nombre del Señor, ellos estaban diciendo; “Dios no te mando y esas cosas que haces, las haces en tu propio nombre. Dios a ti no te ha mandado a hacer esas cosas y no te ha enviado, así que lo que haces no son actos divinos no son las señales divinas, no son las señales del Mesías ni mucho menos tu eres el Mesías”. Eso fue lo que hicieron los dirigentes del tiempo de Jesús.
Hay algo que molesta también a estos hombres. Jesús era un Maestro de provincia, Jesús era un Rabino provinciano, como decimos nosotros, Jesús era un “campesino en la ciudad” pero tenia autoridad, el no era nativo de Jerusalén y era allá donde se educaban los rabinos y los doctores y se graduaban bajo la instrucción de un rabino especializado. Ejemplo, en Jerusalén por lo menos habían 3 escuelas; la escuela de Hillel, un sabio judío, reconocido en la tradición histórica. La escuela de Shamai otro sabio judío de una línea un poco diferente de la de Hillel y también se conoce la escuela de Gamaliel pero la escuela de Gamaliel, al parecer, estaba en Siria en donde se educo el apóstol Pablo. Este fue un rabino instruido a los pies de Gamaliel y Pablo era de Tarso, una ciudad de la provincia de Silicia lo que se conoce hoy con el nombre de Siria.
Habían escuelas rabínicas especializadas en donde los jóvenes judíos tenían la oportunidad de llegar a ser catedráticos de la ley, rabinos, escribas, profesionales, transcriptores de la Sagrada Escritura. Jesús al parecer no se había educado en una de estas escuelas rabínicas, parece que recibió cátedra de algún rabino, pero no reconocido en Jerusalén o un rabino de Nazaret y no soportaban que Jesús tuviera la sabiduría de un prestigioso rabí de Jerusalén. Él era un maestro de provincia, pero tenia algo, Jesús tenia autoridad. Nunca Jesús se basó en las enseñanzas de otro rabino, Jesús siempre se basaba en las Escrituras, el decía por ejemplo, en su instrucción: “oísteis que fue dicho”, generalmente estaba basado en un profeta, un salmista o estaba en los escritos sagrados, allí se basada su autoridad, se basaba en la Palabra revelada de Dios, mas Jesús decía: “oísteis que fue dicho… pero yo os digo” eso evidencia que Jesús era un rabino con autoridad, un maestro con autoridad y se basaba en las Escrituras y en el criterio o interpretación que Dios le daba. Evidentemente Jesús era un hombre que tenia revelación, tenia la unción del Espíritu conocía la Palabra, estudiaba la Palabra por eso el Espíritu le unge y cada palabra que Jesús da es un “Rhema” de Dios, una palabra que esta cargada de la unción de Dios, en cambio los dirigentes capitalinos lo único que tenían era poder religioso, por eso la gente seguía a Jesús y a ellos les estorbaba, les molestaba  en extremo que la gente siguiera a Jesús y no a ellos.
Así como Jesús fue cuestionado por sus actuaciones y  procedimientos justos y santos; Así también sus ministros lo serán, cuando estos actúan en verdad y en justicia. Pero no tengas temor a los cuestionamientos de los impíos. A los cuestionamiento de aquellos que te señalan, que te critican, que te juzgan y te condenan. La Biblia nos enseña que todo aquel que es de Dios viene al Señor, a la luz para que se haga manifiesto que sus obras son hechas en Dios, pero el que no ama la verdad, que no ama la luz, no viene a la luz para que sus obras no sean reprendidas. Si usted esta actuando en verdad y en justicia a usted siempre Dios le va a respaldar, Dios le da autoridad aunque los hombres no le den reconocimiento; aunque los hombres no le den títulos; aunque los concilios no le den credenciales, usted será una autoridad de Dios.

CAPITULO DOS

 

LA FALSA AUTORIDAD ES CONFRONTADA

En la segunda escena que vemos aquí, la falsa autoridad es confrontada, estos falsos que pretendían ser la autoridad de Dios son confrontados como lo hace Jesús?
Jesús usó las mismas armas para confrontar la falsa autoridad de sus detractores; las armas que ellos usaron fue la pregunta y Jesús les hace una pregunta teológica, Jesus es un sabio, se las sabe todas. El no le podía hacer una pregunta de menor talante de menor contenido a unas personas que eran expertas en el conocimiento de la Palabra de Dios, si estos hubieran sido unos niños Jesús no hubiera hecho esta pregunta teológica, porque un niño no tiene la capacidad teológica para responder a una pregunta de naturaleza teológica, pero estos detractores eran hombres de Jesus eran hombres que conocían bien las Escrituras eran hombres que tenían conocimiento teologico, asi que Jesus usa la misma armaq Una pregunta teológica.
A.   Jesús descubrió públicamente la hipocresía y la mentira de la
     clase dirigente.
B.   La verdad era que los dirigentes sí sabían la respuesta, pero
     decir la verdad implicaba reconocer inmediatamente que la 
     autoridad de Cristo era divina.

CAPITULO TRES

LA FALSA AUTORIDAD SE JUSTIFICA CON DEBILES
     ARGUMENTOS

A.   Los argumentos con que se justificaron los dirigentes
    judíos son la base de la declaración teológica de los 
    Gnósticos: “No sabemos”.
B.   El agnosticismo es una salida falsa al problema del pecado
     de la raza humana
C.   El agnosticismo no tiene respuestas reales a las necesidades humanas

Conclusión.

Había una marcada diferencia entre Jesús y los líderes espirituales de su tiempo. Jesús tenía autoridad, los líderes espirituales tenían poder.
La gente seguía a Jesús por su ejemplo, su sabiduría y su amor.
Los líderes religiosos obligaban a la gente a sometérseles por el peso de la ley, más no por amor a Dios.
En nuestra nación se vivió en un conflicto de autoridad. Ej: Fiscalía versus Procuraduría, Presidencia versus Poderes militares, Corte Constitucional versus Corte suprema de justicia. En medio de esta crisis un presidente declaró en uno de sus discursos: “aquí mando yo”. Esta frase la dijo en virtud de una posible e inminente rebelión militar. Nos preguntamos: ¿qué tiene un Presidente, autoridad o poder?
Le pregunto a Ud. ¿sigue Ud. a su pastor por lealtad o por dignidad ministerial? ¿Sigue Ud. a Jesús por su autoridad o por su poder?